Divino Planeta

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miércoles, 9 de junio de 2010

Sanando la Ira




CAPÍTULO 8
Stuart Wilde

No puedes desarrollar la ligereza de Ser sin sanar, tarde o temprano, tu ira. Por tanto ¡libérate pronto de ella!

Como dije en mi libro Whispering Winds of Change, todo enfado proviene de un sentido inminente de pérdida o bien de una pérdida real.

Cuando el ego tiene parte de su importancia invertida en cosas materiales, tomará la desaparición de éstas como una afrenta. Así que cuando el aparato de música desaparece, el ego sentirá que una parte de sí mismo ha sido robada. Gritará y renegará se queda mirando largo rato hacia el hueco sobre la alfombra donde algún día estuvo el estéreo.

En vez de eso, podrías entender y aceptar que el estéreo no es realmente una parte de ti. Podrías silbar tu canción favorita y decirte a ti mismo: “¡Ah, ya veo que han venido a por el estéreo!”

A menudo la ira surge de pérdidas que no son tangibles, por ejemplo, la pérdida de importancia o estatus, la pérdida de seguridad, de un ritmo familiar, de oportunidades, y un montón de otras pérdidas, posible o reales. A menudo, el enfado se genera en base a la posibilidad de una pérdida más que a una pérdida sufrida realmente. A menudo la pérdida nunca se materializa. Es el mero pensamiento de su posibilidad el que te pone de los nervios.

La respuesta es no apegarse con demasiada fuerza a las posesiones y a las circunstancias fallares de tu vida. Si sufres una pérdida, sólo acéptala, estate de acuerdo con sufrir la pérdida. Generalmente, cuando las cosas se retiran de tu vida, parece traumático inicialmente, pero, a largo plazo, es, a menudo, una ayuda. Hay un proceso espiritual profundo que te mantiene ligero, despejado, humilde. Es el proceso que se lleva las cosas. Permíteselo. Agradécele por garantizar tu libertad. Ahora no has de preocuparte por si te roban el estéreo, porque no tienes uno del que preocuparte.

Cuando has aceptado la pérdida, cualquiera que sea la cosa que has perdido, puedes, si quieres, poner en marcha un plan para recuperar esa cosa o condición. Pero, antes de empezar, asegúrate que el producto merece la pena el esfuerzo. La gente se obsesiona con el punto de vista del ego acerca de la justicia. El ego los aprisiona.

Siempre me hacen reír esas historias de gente que se gastó cinco años y medio millón de dólares yendo a los tribunales por algún asunto trivial: y finalmente, cuando el juez les da la razón, les dan un dólar en concepto de daños. Y ahí tienes al demandante todo orgulloso en las escaleras de la corte de justicia, inflado, loco como una cabra, medio millón más pobre, pontificando acerca de cómo él ha conseguido reivindicarse. Esos tontos consiguen lo que merecen: ¡nada! No hay ganancia en tener razón; eso es ego. La única ganancia es ser libre.
No permitas que la ira se quede contigo por mucho tiempo. Es muy destructiva. En sentido metafísico es una guerra nuclear. Es mejor expresar tu enfado verbalmente que interiorizarlo en silencio. A largo plazo, te puede enfermar. Mejor aún, procesa tu ira escrutando el estallido emocional que estás experimentando. Vete a lo profundo de su significado buscando la pérdida.

Además de la ira silenciosa que sentimos a veces, también existe la ira teatral que la gente usa para aterrorizar y manipular a otros. Esa ira no es real. Es fingida, diseñada para causar un efecto. No deberías adoptar esa técnica, porque te muestra como manipulador y falso. Cuando otros la usen contra ti, a menudo es duro desenmascararlos, pues sudarán tinta y acabarán teniendo una reacción de ira real. No pueden admitir que una parte o el total de su ira es puro teatro para su audiencia.

La personalidad humana es a menudo encubierta y deshonesta. Es adepta a manipular situaciones y personas en su favor.

Es raro el personaje que no tiene nada que defender, ni una agenda escondida que esté intentando satisfacer. Es incluso más raro encontrar a alguien que te diga abiertamente lo que piensa o quiere. Para encubrir sus intenciones reales, que pueden asomar en cualquier momento, la gente miente o dice medias verdades. Intentan oscurecer el asunto que les concierne o usan la emoción para validar una posición dudosa o deshonesta.

Así que alguien puede decir, “Estoy muy enfadado. Realmente has herido mis sentimientos” En general, lo que quiere decir es: “Percibo que pudieras causarme una pérdida de alguna clase o me la has causado ya. No puedo permitir que sientes un precedente. Las contradicciones son una ofensa para mi ego. Culpándote por herir mis sentimientos, espero manipularte para que retrocedas en la situación actual o por lo menos prometas no volver a repetirlo en el futuro. Usando esta ira teatral y haciendo referencia a mis sentimientos, elevo la categoría de mi punto de vista en este asunto sobre el tuyo.”

La respuesta correcta es decirle a la persona que has entendido muy bien lo que está diciendo y entonces salir y no decir nada más. Si sientes que es mejor discutir el asunto con él, lleva un discurso similar a éste: “Te entiendo cuando dices que te sientes herido y enfadado, pero no entiendo por qué piensas que yo debería ser responsable por tus reacciones. Para que pueda entender mejor tu posición, ¿por qué no me explicas qué es lo que sientes que has perdido?”


REFLEXIÓN

"Cuando te das cuenta de que la mayoría de la ira es sólo una rutina teatral, puedes disminuirla a la irrelevancia que merece. Todo enfado proviene de una pérdida. Toda pérdida es un asunto de seguridad. Todo asunto de seguridad es una manifestación del ego. Comprende eso y la mayoría de la ira se vuelve innecesaria."

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