Divino Planeta

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lunes, 7 de junio de 2010

Sanando la Frustracion




CAPÍTULO 6

La frustración proviene de la expectación, cuya punta del iceberg es el deseo. Utilizamos ritmos y experiencias pasadas, esperando extrapolarlos de su tiempo a algún evento futuro. A veces eso funciona, pero a menudo no lo hace. La mayor parte de la frustración se origina en intentar meter tus esperanzas y planes en marcos temporales preseleccionados que consideras necesarios para tu felicidad y bienestar. Ese no es un modo maduro de conducir tu vida.

Sabes que, en general, a las cosas tardan más de lo que crees que deberían tardar, porque es más fácil pensar en algo, que llevarlo a la práctica. Las cosas importantes siempre demoran más tiempo de lo que esperas. Eso es porque son, normalmente, más complejas, y porque, a menudo, la circunstancia o condición que deseas, te elude hasta que has madurado y crecido hasta el punto, no sólo de poder manejarla, sino reclamarla.

La otra causa principal de la frustración es la gente. Normalmente tratamos de meter a la gente en patrones que nos van bien. Eso es un ejercicio fútil de autodestrucción. Puedes, de hecho, animar a la gente, y esperar que puedan cambiar, pero, al final o los amas incondicionalmente por lo que son, o tendrás que estar de acuerdo en irte.

Cuando estaba en la veintena, tenía una empresa de ropa. Contratamos una gran diseñadora que era la estrella de la compañía. Era indispensable. Controlaba los destinos de la empresa ejerciendo poder sobre nosotros, y lo sabía. Al cabo de un tiempo, su ego empezó a revelarse vengativamente, y se volvió temperamental, caprichosa y no se podía confiar en ella. Si ella temblaba, la compañía entera temblaba con ella. Causaba problemas sin fin porque nosotros no teníamos un control real.

De ese día en adelante, decidí que no volvería a sufrir la misma situación otra vez. Ahora, nadie en mi vida es indispensable. No me engancho a ninguna situación o persona, incluyendo mi familia y amigos. Todo puede ser liberado. Nada es obligatorio. Cuando la gente sabe que esta es tu actitud, tienden a ser más equitativos y realistas. De hecho, se vuelven más diligentes y amables.
Puedes trabajar con gente, y puedes ser amable y paciente mientras crecen y responden al impulso positivo. Pero, al final, si no cambian o, en el caso de un empleado, no sigue tus indicaciones y apoya la causa, entonces has de dejarles ir. Nunca entres en una situación en que alguien sea tan indispensable que no puedas prescindir de él.

Esto es especialmente cierto en el amor, donde uno tiende a ceder el control más fácilmente. Nadie debería ser esencial para ti. Enamorarse es divertido, pero no dejes que te ciegue al hecho de que hay cinco mil millones de personajes ahí fuera para conocer. Asegúrate de que al foco de tu devoción se le recuerda constantemente que ella no es tan vital para ti, y que, aunque vosotros podéis amaros y haberos elegido, eres consciente también del vasto campo de oportunidades que se despliega justo al otro lado de la puerta.

Está bien confiar en la gente si estás realmente seguro de la persona en quien confías. Pero la mayoría de los individuos no son demasiado íntegros, especialmente bajo presión. Si has de confiar en la gente, estate seguro de que minimizas el riesgo. Nadie debería tener la llave de tu vida. Siempre me sorprende como la gente confía los ahorros de su vida a algún personaje u organización que apenas conoce. Toma muchos pequeños y calculados riesgos mejor que ponerte por entero a una sola apuesta.

Un error que cometemos frecuentemente cuando tratamos con gente es esperar que sigan igual. Los recordamos como solían ser. De hecho, la gente cambia, minuto a minuto, segundo a segundo. Sufren cambios de humor, subidas de energía, oleaje emocional y cambios psicológicos. Eso, a menudo, les hace impredecibles, erráticos e irresponsables. En muchos casos, confiar en otros significa regalar tu poder. A veces tienes poca o ninguna elección. Sin embargo, deberías diseñar tu vida para evitar esto en lo posible.

La otra fuente de frustración para muchos es la experiencia de no conseguir lo que quieren. La solución para esto es no querer lo que crees que quieres. Si no puedes manejar eso, por lo menos, desea menos cosas. Cuantas más cosas tienes que tener, más vulnerable te vuelves. Si eres maduro y evolucionado, no necesitarás nada de nadie, y lo poco que necesitas puedes proveértelo a ti mismo.

Recuerda, la mayoría de las cosas que crees que necesitas son viajes del ego destinados a mejorar tu imagen y tu percepción de seguridad. Muchas de ellas no son particularmente vitales. Gastarás un montón de energía satisfaciendo tu ego sólo para encontrarte con que tan pronto como tiene lo que quiere, ignora todos tus esfuerzos y rápidamente te tatúa otra lista de demandas sobre la frente.

El ego siempre intentará forzarte a que te esclavices por su visión. Yo no aceptaría toda esa mierda si fuera tú...


REFLEXIÓN

La frustración se origina en el desagradable hábito de permitirle al ego decidir el cuando y el cómo de sus deseos. Si vendas los ojos del ego con disciplina y nunca le muestras el menú de la vida, no se queja de la comida, sino que está encantado de estés comiendo para mantenerte vivo.”...

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