Divino Planeta

Divino Planeta

miércoles, 14 de diciembre de 2011

El Universo baila contigo...




Estas en lo correcto al decir que para producir un cambio fuera de ti debes comenzar por cambiar tu perspectiva, o sea, para ayudar a tus semejantes, comienza por verlos como ellos desean que los veas. Nosotros nunca recomendaremos que ayudes a tus semejantes poniendote en su lugar, o sea, no por ayudar a alguien a sentirse mejor cantes la misma cancion que ellos estan cantando. Canta tu cancion de positivismo, de alegrÃa, de armonia, e incitaras a los demás, sin necesidad de predicar, a buscar motivos para sentirse bien, para sentirse felices. Al tu buscar tu armonia con el universo, automáticamente tu entorno comienza a bailar en concierto contigo

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Agradecer





Es importante que hablemos sobre esto. El sentimiento de gratitud es uno de los sentimientos mas poderosos que existen. Cuando agradeces y aprecias, elevas tu vibracion hasta nuevas alturas, y el efecto que esto tiene en tu vida diaria es tangible!

El que tantos de ustedes utilicen esta fiesta como excusa para sentarse a la mesa y hablar sobre agradecimiento y gratitud, tiene un efecto increible sobre la vibracion general de su planeta.

En este lado del panorama, son como fuegos artificiales de agradecimiento.
Amorosamente te recomendamos que hagas esto con frecuencia; no esperes una fecha especial, agradece y aprecia lo que ya tienes en tu vida. La recompensa no tardara en llegar y asi, tendras aun mas motivos para agradecer.

Te adoramos!


May 19th, 2009 - Posted by admin

lunes, 14 de noviembre de 2011

Ahora!!!

La felicidad es una decisión que tú tomas; no es algo que te sucede.


Es una decisión que tomas cada segundo de tu vida.


Tú y sólo tú tienes el poder de ser feliz ahora.


Y "ahora"es el único momento que tienes.


Ahora. Ahora es tu momento!

sábado, 15 de octubre de 2011

La felicidad es una decision

Al darte cuenta que tienes el poder en ti, el poder de Dios, para crear tu futuro de la manera que mejor te plazca, ya no te importara el pasado, es un cheque cancelado. El unico momento que tienes para cambiar tu vibracion es tu ahora. No es manana ni ayer, solo ahora, en este preciso instante. Toma unos segundos para respirar lenta y profundamente, sonrie, eleva tu vibracion. Se feliz!

lunes, 5 de septiembre de 2011

El poder de quien tu eres!





Tienes dentro de ti el poder que crea mundos, y no estamos bromeando cuando decimos esto. Cada uno de ustedes tiene dentro de si el poder para crear galaxias.



Tu incluso alineaste los planetas en un patron perfecto para el momento justo en que naciste en este cuerpo fisico. Esto debe darte una idea de lo poderoso que eres tu.



Tu te creaste a ti; manifestaste tu maravilloso ser en este hermoso cuerpo fisico que ahora portas. Tu lo has hecho posible.

jueves, 1 de septiembre de 2011

METAFÍSICA DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS








Entre las Leyes llamadas "de Dios" que tú vas a estudiar en cuanto te sientas con ganas de apren­derlas, hay una qué se llama la Ley de Corres­pondencia. No tiene nada que ver con las cartas ni con el correo. Correspondencia significa, en este caso, lo que "corresponde" a otra cosa, o sea, "igual a. . ." como también "lo que es lo mismo..." ¿Me explico bien?



Esta Ley ordena que las condiciones de cada plano, o cada estado de conciencia, se encuentran repetidas en todos los planos, en todas partes. Por ejemplo, siempre estamos deseando saber cómo son las características de "El más Allá", vamos a decir. Ese "Más allá" siempre se refiere al plano superior a la Tierra, o al plano inferior a la Tierra.



El lema de esta Ley es "COMO ES ARRIBA ES ABAJO, Y COMO ES ABAJO ES ARRIBA". Es decir, que así como en la Tierra tenemos go­biernos, escuelas, maestros, problemas y la for­ma de solucionarlos, hay manos, pies, oídos, ojos, hay sonidos, tiempo, espacio, hay flores y frutas ... en fin ya sabes lo que se quiere decir. En cada plano. En TODO los planos hay lo que corresponde a todo eso, a pesar de que esos otros planos sean invisibles para nuestros ojos terrenos. La única diferencia consiste en que a medida que se asciende de plano, las mismas condiciones se hacen menos densas, más amplias, digamos que más puras, más bonitas, más inte­resantes ... pero más complicadas porque en cada. plano superior hay una dimensión más que en el anterior. Esto no significa que nos será difícil vivir en el plano nuevo después que abandonamos el plano viejo. No. Por la sencilla razón que no es más difícil para un niño caminar sólo después que aprendió que no le va a ocurrir nada malo cuando se suelte.



Vamos al grano. El Quinto Mandamiento en la Tierra dice: no matarás. Esto nos enseña que no debemos matar. NO SE DEBE. ES MALO. Pero ¿por qué es malo? En verdad nadie te lo dice. Simplemente no debes matar.



Vamos al plano Más Allá. Allí hay la misma Ley, sólo que ella dice: No Matarás Por Más Que lo Intentes. No solamente no lo lograrás, sino que como el instrumento no encuentra nada que matar, se devuelve al lugar de donde salió. Lo lanzaste tú. Te hiere, o te golpea a ti. Eso no te gusta ni te conviene. No volverás a intentarlo. ¡Aprendiste a no matar!



Ahora, por el momento vamos a estudiar el Sexto Mandamiento: NO robarás. Este sigue el mismo Principio. En la Tierra se nos enseña que no se debe robar. Es malo. Tampoco se aclara lo suficiente el asunto ¿Y en el plano Más Allá? El Mandamiento dice: No Puedes Robar lo que No Te Pertenece. No lo Intentes Siquiera, no lo podrás. Puedes procurarte un ob­jeto igual, pero nunca el mismo. Este no se quedará contigo y regresará a su legítimo dueño.



En la Tierra estos Mandamientos parecían prohibiciones. En el próximo plano se te revelan como condiciones. Leyes. Principios. No se pue­den quebrantar ¡Qué felicidad! Nadie te puede matar ni robar. Tú no puedes matar a nada ni nadie, no puedes apropiarte de lo ajeno, ni nadie se puede apropiar de lo tuyo. Pero esa no es la única felicidad. Fíjate bien.



Cuando ya en la Tierra tú eres incapaz de matar ni robar, estás preparado para aprender las condiciones del otro plano, que se le llama "de conciencia". Es decir, que cuando se aprende la primera lección, se pasa a aprender la segunda, ¿no es así? Bien. Pero la gran felicidad es que cuando tú aprendes la segunda, no es necesario que te hayas muerto y que estés en el otro plano Más Allá. No. Estás vivito y coleando aquí en la Tierra. Aplicas la segunda lección, y te asombra ver que esa Ley te funciona lo mismo aquí en la Tierra que "en el cielo". Es decir, que cuando tú sabes que la verdad es que nadie puede matar y que nadie puede robar. NADIE TE MATARA NI TE PUEDE ROBAR. Nadie puede llevarse tu carro de tú puerta aunque le dejes el switch "pegado". Nadie te puede arrancar la bolsa del brazo, ni meterse de noche a tu casa, ni cobrarte más de la cuenta. Nada, nada, nada que no sea honesto te puede suceder. Lo que es tuvo ... TUYO ES Y DE NADIE MAS.



Vamos a explicarte por qué en breves pá­rrafos ¿Por qué no se puede matar? Porque la Vida es eso precisamente, VIDA. No es Muerte. La Vida no puede morir. Sería un contrasentido. Vida es eternamente vida y jamás puede ser muerte. Entonces, dirás tú, ¿qué pasa conmigo? ¿No muero jamás puesto que yo estoy vivo? Exactamente. Tú estás en la Eternidad. Nadie te puede quitar tu Vida. Tu Vida es Dios. ¿Quién le quita Su Vida a Dios? Por eso Tampoco puedes matar a nadie, él sigue viviendo más vivo que nunca en el próximo plano, lo mismo que tú. Pero tú ahora sabes que lo que haces en la Tierra también se te devuelve ¿Por qué? Por Ley de Correspondencia. Porque todo lo de un plano tiene su correspondencia en los otros. En todos los otros. Esta Ley dice: "NO HAGAS A OTROS LO QUE NO QUIERES QUE OTROS TE HAGAN A TI". Ya sabes la razón. Si aún no has aprendido a obedecer esta Ley. empieza a observar cómo se te devuelve todo lo que le hagas a los demás, en mal o en bien.



Ahora, ¿por qué no se puede robar? ¿Qué es lo que hace funcionar esta Ley? Primero sabrás que has llegado a un impasse, si es que todavía no has resuelto aceptar la Ley de la Reencarna­ción. (¡Ah, caramba!, dirás tú: ¿Qué tenemos aquí?) Uno de nuestros lemas Metafísicos es "Lo que no puedas aceptar, déjalo pasar, pero sigue leyendo".



Si no te gusta la idea, no reencarnes, pero tampoco adelantarás. Te quedarás estancado, por la misma razón que el que no quiera aceptar que el Sol va a salir mañana, va a tener que meterse en un closet todas las mañanas y per­manecer allí encerrado durante todas las horas de sol, todos los días.



La Ley de la Evolución es una eterna expe­rimentación y superación, como ya asomamos más arriba en el niño que aprende a caminar y que no tiene por qué temer, ya que él sólo apren­de a soltarse. Tu sabes eso; que todo viene cam­biando de una cosa en otra como el nene que se vuelve niño; como el niño que se vuelve "pavito"; como el pavito que se vuelve adulto, luego viejo y después deja aquí el cascarón viejo y se va a buscar uno nuevo en el más allá.






Cuando un ser "se muere", se encuentra en medio de una serie de circunstancias nuevas en el Más Allá, pero no ha perdido nada de lo que tiene de valor, como el oído, la vista, el senti­miento, la voluntad, el libre albedrío la facultad de moverse, de comunicarse con los demás, su identidad su Yo. Por lo contrario como hay allí una dimensión más, se ve más, se oye más, se siente más, se comprende más, se abarca más, etcétera.






En otras palabras, nada de lo adquirido se puede perder. Sólo se adapta a las nuevas con­diciones del plano. Esto hace que en cada plano se van adquiriendo nuevas y mayores habilidades y conocimientos. En cada vida encarnada se ganan nuevas experiencias y se aprende a usar nuevos objetos e instrumentos, que aunque materiales aquí en la Tierra, tienen su correspondencia en los otros planos invisibles. Pues, ¿qué clase de ventaja sería la de llegar a ser un acabado mú­sico en el mundo y no poder exteriorizarlo en el próximo plano? Y has llegado a la gran expli­cación.






Lo que adquieres, ya lo sabes, los instru­mentos que tuviste que emplear, aprender a usar, como cubiertos, una cama, un fósforo, etc. (en cada plano tienen sus correspondencias, no lo olvides) y éstos, por ser tuyos ya ("por derecho de conciencia", decimos en metafísica), apa­recen automáticamente en tu vida o tus vidas, una después de la otra, porque no puedes nacer en una familia que no tiene los medios de pro­porcionarte lo que te pertenece por derecho de conciencia ¿Me hago explícita? Muchas veces ocurre que un niño viene al mundo en familia careciente de lo que él posee por derecho, y re­sulta que pronto la familia adquiere aquello como una gran casualidad Por esto es que no te pueden robar lo tuyo, ni tú puedes apode­rarte de lo que no has ganado o superado en otra vida anterior. Por eso la gran felicidad es que, al conocer esta Ley y estas condiciones, la Ley funciona en este plano terreno y en todos los planos. Por consiguiente ya puedes estar tranquilo de que nadie te puede ocasionar pér­didas, ni quitarte nada, ni siquiera tu marido ó tu esposa (si no se lo has hecho a otro), ¿qué puedes temer? Y si ya lo aprendiste en esta vida es que lo tienes por derecho de conciencia. De manera que la forma de vivir feliz es aprender la metafísica de los DIEZ MANDAMIENTOS.



Con este pequeño obsequio que te brindamos, habrás puesto tu pie en el primer escalón de la feli­cidad. No me cansaré de recomendarte que leas es­te folletico constantemente. No lo tires en la gave­ta. Cárgalo en tu bolsillo o tu cartera. Reléelo, si puedes, todos los días. Trata de practicarlo, recor­dar sus instrucciones y cuando consideres que es tiempo de que adquieras mayor instrucción asiste a nuestras conferencias y obten los siguientes libros. No te costará nada.



Sólo pagarás por los libros que quieras adquirir, pues éstos hay que venderlos para poder reproducirlos.



Recibe todo nuestro amor. Que la luz de tu Amada Presencia YO SOY te envuelva te llene te ilumine, te guíe, te acompañe.

DECRETOS Y AFIRMACIONES


DECRETOS Y AFIRMACIONES O LA TÉCNICA DE LOS TRATAMIENTOS METAFÍSICOS

Lo que sigue es para que aprendas a formu­lar tus oraciones, que en Metafísica llamamos "tratamientos". Como todo el día estamos pen­sando y decretando, todo el día estamos orando, en forma negativa o en forma positiva, y creando nuestras propias condiciones, estados y sucesos.

Lo importante es mantenerse en el ánimo que expresa la oración. Si después de afirmar te dejas regresar al polo negativo, destruyes el efecto de la oración. Cuida tus pensamientos. Cuida tus palabras. No te dejes arrastrar por lo que expresen otros. Recuerda que ellos ignoran lo que tu ya vas conociendo.

Lo que pienses y pidas para ti, piénsalo también para los demás. Todos somos uno en espíritu y esa es la forma más efectiva de dar. Mejor que pan y limosna ya que el pan y la limosna duran sólo unos instantes, mientras que la Verdad se queda con el otro para siempre. Tarde o temprano tu don espiritual te entrará en la mente consciente y habrás hecho labor de salvación en un hermano. El Principio del Ritmo, que es la ley del péndulo, el búmerang, te devuelve el bien que haces (como también el mal que haces).

Se ha dicho que "uno con Dios es la mayo­ría", de manera que una sola persona que eleve su conciencia al plano espiritual y reconozca la Verdad en la forma expresada más arriba, es capaz de salvar de la ruina a una organización, salvar de la crisis a una comunidad, una ciudad o una nación, porque actúa en el plano espiritual que es la Verdad y ésta domina a todos los planos inferiores. "Conoced la verdad y ella os hará libres".

Frente a una enfermedad propia o ajena:

No acepto esta apariencia ni para mí ni para nadie. YO SOY Vida, en ti, en mí, en todo el mundo. Gracias, Padre, que me has oído.
(Repite esta afirmación cada vez que te venga a la mente el caso que te obligó a expresarla).

En todo caso de temor:
No acepto el temor. Dios es Amor. YO SOY SU HIJO, YO SOY AMOR. Hecho de Amor, por Amor. Gracias Padre que me has oído.

En todo caso de tristeza propia o ajena:
No acepto esto. Yo soy la Alegría. Yo Soy la Dicha. (Comienza a enumerar todo lo bueno que tienes). Gracias Padre.

Frente a toda manifestación de escasez:
No acepto esta apariencia. Mi mundo contie­ne todo. YO SOY la Abundancia de todo. Gracias, Padre, que el día de hoy todo está cubierto.

Frente a todo lo que contraría la Paz mundial o particular:
No acepto esta apariencia de conflicto. YO SOY la Paz, la Armonía, el Orden. Todos somos UNO SOLO. Perdónalos Padre que no saben lo que hacen. Yo perdono y me perdono. Gracias Padre que me has oído y siempre me oyes.

El librito Azul

Amor







Sólo te falta este capítulo para terminar de conocer el Primer Principio de la Creación: El Principio de Mentalismo cuyo lema es "Todo es Mente".



Jesucristo dijo: "Sois dioses" (Evangelio de San Juan, cap. 10-34). Así como la Creación, toda ella fue un pensamiento manifestado, así el hombre, que es un dios en potencia, crea con el pensamiento todo lo que él ve manifestado a igualdad y semejanza de su Creador. Esto ya lo aprendiste. También has aprendido la mecánica de esta creación mental; el carácter (positivo o negativo) de lo creado: la fuerza (fe o temor), que determina el carácter; la manera de cambiar el aspecto exterior de lo que hayas creado (ne­gando y afirmando); el poder de la palabra; que es el pensamiento hablado y que por lo tanto confirma las órdenes que has dado con tus pensa­mientos; y finalmente la fórmula infalible para crear, manifestar y obtener lo mejor, lo más alto, lo perfecto: "Conociendo la Verdad", en acatamiento a la ordenanza del Maestro Jesús Sabes que esta Verdad es que fuimos creados perfectos por un Creador perfecto, con la esen­cia perfecta de




El mismo, con libre albedrío para crear de manera positiva o negativa; por lo tanto el "mal" no es una creación de Dios No tiene ningún poder frente a la Verdad. Que desaparece al sustituir el pensamiento, y la palabra positiva Jesús dijo: "no resistáis al mal" (S. Mateo, 5-39) o sea, que domináramos el mal con el bien La verdad única es el Bien.



De ahora en adelante no podrás jamás volver a culpar a nadie de lo que te ocurra. Tendrás que mirarte frente a frente y preguntarte "¿Có­mo fue mi clima mental en esta circunstancia? ¿Fue positivo o negativo? ¿He sentido fe o te­mor? ¿Qué especie de decretos he lanzado con mis palabras?" Por sus frutos los conoceréis" Tendrás que sincerarte y contestar la verdad ¿Te complace lo que estás viendo? ¿O te desa­grada? Tú dirás.



Ahora, en metafísica cristiana decimos que Dios tiene siete aspectos: Amor, Verdad, Vida. Inteligencia, Alma, Espíritu y Principio. Como ves, todos estos aspectos son estados invisibles. Mentales, pues. No los podemos ver ni tocar. Sentimos y apreciamos sus efectos. Existen, ac­túan, son reales, son cosas y ninguno se puede negar.



Amor se le llama al carácter de Dios, el primer aspecto de Dios, la fuerza más potente de todas las fuerzas y la más sensible. Pocas personas saben lo que es realmente el amor. La mayoría cree que es aquello que se siente hacia los padres, los hijos, los esposos, los enamorados, etc. Afecto, cariño, atracción, antipatía y odio son todos diferentes grados de una misma cosa: sensación. El amor es muy complejo y no se puede definir con una sola palabra pero ya que en nuestro planeta se entiende por amor la sen­sación, y aunque ésta no es sino, como quien dice, el bordecito exterior del amor, tratemos de acercar la sensación lo más que se pueda al amor, para comenzar a comprenderlo. El punto central en la escala que va desde el odio hasta el senti­miento que allí llamamos "amor", es la toleran­cia y la buena voluntad.



Parece una contradicción, pero cuando se "ama" mucho mucho o demasiado, faltan tole­rancia y buena voluntad. Cuando se odia, faltan la tolerancia y la buena voluntad. O sea, que tanto el excesivo amor como el excesivo desamor son la negación de la tolerancia y la buena voluntad. Jesús dijo "Paz a los hombres de buena voluntad". Lo cual implica que lo que pase de allí no trae paz. La paz está en el centro, el perfecto equilibrio, ni de más ni de menos, en todo. Todos los excesos, aún el exceso de Bien (exceso de dinero, de amor, de caridad, de ora­ción, de sacrificio, etc.) desequilibran el peso de la balanza; llevan más hacia uno de los lados, y quitan la paz. Cuando el Génesis dice: "de todos los frutos del paraíso podéis comer, salvo del fruto del árbol de la ciencia del Bien y del Mal" se refiere a eso precisamente. El tronco del árbol simboliza el centro, el equilibrio. Las ramas par­ten de ese centro, desprendiéndose hacia todos lados produciendo "frutos". Algunos se mani­fiestan buenos, otros malos. Simbolizan los ex­tremos.






Verás pues que "el fruto prohibido" que tanta tribulación ha causado en el mundo no es otra cosa que los extremos, el exceso en todos los aspectos, pues Dios, que todo lo creo, declaró toda su obra "buena" (léelo en Génesis) y sólo menciona la palabra "Mal" con respecto al exceso.
Un paréntesis para recomendarte que leas y medites el capítulo 3 de Eclesiastés que comienza:
"Todo tiene su tiempo. . ." (La Biblia).



Volvamos al Amor. Aquellas madres que dicen amar tanto a sus hijos que no les permiten separarse del nido, ni casarse, ni actuar indepen­dientemente de ellas cuando ya son hombres y mujeres mayores de edad, no aman. Son egoístas y lo que sienten es deseo de posesión. Aquellas novias y esposas que sufren torturas de celos, igualmente. Esos tipos de "amor" no son otra cosa que exceso de sentimiento. Sobrepasan la medida y por lo tanto se van muy lejos de la tolerancia y la buena voluntad.



Por lo general el exceso de sentimiento prueba que hay falla de desarrollo de la inteli­gencia. Esto sin duda causará indignación en aquellas personas que se llenan la boca dicién­dose "muy sentimentales". A nadie le agrada que otro le descubra su falta de inteligencia, pero pueden comprobarlo. El exceso de emotividad, como todo exceso, es "malo". Es prueba de que falta lo que le haga contrapeso. El exceso de calor, por ejemplo, se equilibra con igual canti­dad de frío para llevarlo a ser soportable o desa­gradable. La inteligencia es fría. La emoción es cálida. Una gran capacidad emotiva es una cuali­dad magnífica y muy deseable, siempre que esté equilibrada con igual capacidad intelectual. Esto es lo que produce los grandes artistas. Pero el artista tiene su arte en que volcar toda su poten­cia emotiva. En cambio la persona exagerada­mente emotiva y con poco desarrollo intelectual vuelca toda su pasión en los seres humanos que la rodean, pretende atarlos y que cumplan su antojo.



El remedio para la excesiva emotividad es pensar y reflexionar mucho, sobre todo ponerse a meditar durante un rato y diariamente, en la inteligencia. Comenzando por preguntarse: ¿Qué cosa es la inteligencia? Continuando por pensar en que todo contiene inteligencia en el universo, las plantas, los animales, etc. y terminando por afirmar: "Yo soy inteligente, con la inteligencia de Dios mismo, ya que soy creado de la esencia misma del Creador; por la inteligencia, con la inteligencia y de la inteligencia de Dios". A los pocos días de repetir este tratamiento se notará ya un cambio en la elasticidad y la penetración mental; y con sólo una semana del ejercicio se aprecia la transformación en la forma de amar a los demás, una serenidad y una generosidad peculiar que uno nunca se hubiera creído capaz de expresar. Al mismo tiempo se nota un cambio total en los demás, hacia uno mismo. Esto se debe a que somos "individuos" o sea, indivisibles; y lo que afecta a uno afecta a todos. El escalón que subas tú ayuda a toda la raza.



Ahora pasaremos a tratar sobre el enemigo Número Uno de toda la humanidad: El resenti­miento y el rencor, por no decir el odio. Casi no hay seres humanos que estén exentos de resen­timientos, sin saber que esto amarga la vida entera, influencia en mal toda manifestación y es causa de todas las decepciones que sufrimos, aun cuando se aprende a "negar y afirmar", a "conocer la Verdad", a vigilar y corregir los pensamientos y las palabras. Un solo resenti­miento, un rencor grabado en el subconsciente y en el alma actúan como una fuentecita de hiel emanando su gota de amargura, tiñéndolo todo y contrariando sorpresivamente nuestros mayores anhelos. Nada, ni la demostración más perfecta puede perdurar mientras exista aquel foco infec­cioso malogrando nuestro propio ser. La Biblia, las iglesias, las religiones se cansan de abogar por el perdón y el amor hacia los enemigos; y todo es en vano mientras no enseñen la forma práctica de imponernos el perdón hacia los que nos hieren. Mucho se escucha decir "Yo perdono pero no puedo olvidar". Mentira. Mientras uno recuerde un daño, no lo ha perdonado.



Vamos a dar la fórmula infalible para perdo­nar y olvidar al mismo tiempo, para nuestra propia conveniencia ya que esto nos establece en el punto central del equilibrio, el de la tole­rancia y la buena voluntad y siendo este esfuerzo AMOR. San Juan, el Apóstol de amor dice: "El amor es el cumplimiento de la ley". Cumplir con la ley del amor es cumplir con todas las leyes. Es estar con Dios, en Dios, es ser dichosos, satisfechos y completos en todas nuestras mani­festaciones. Mi maestro decía: El hombre que ama bien es el hombre más poderoso del mundo. Y aquí la receta para bien amar: Cada vez que sientas algo desagradable hacia otro; o bien que te encuentres resintiendo algo que te hayan he­cho; o que te reconozcas un franco rencor o un deseo de venganza, ponte deliberadamente a re­cordar (no es tratar de olvidar lo de ahora), es a recordar todo lo bueno que conoces de aquella otra persona. Trata de revivir los ratos agrada­bles que gozaste en su compañía, en tiempos pasados, anteriormente al momento que te hirió. Insiste en rememorar lo bueno, sus buenas cuali­dades, la forma en que pensabas de ella. Si logras reírte de algún chiste que ella dijo o de algo cómico que gozaron juntos, el milagro se ha hecho. Si no basta con un solo tratamiento, repí­telo tantas veces como sea necesario para borrar el rencor o resentimiento. Te conviene hacerlo, "hasta setenta veces siete".Esto es el cumplimiento de la ley dada por Jesús: "No resistáis al mal". Esto es volver la otra mejilla. Es amar a los enemigos, bendecir a los que nos maldicen, hacer bien a los que nos aaborrecen y orar por los que nos ultrajan y persiguen, todo sin exponernos a que nos piso­teen. Si lo haces con sinceridad te vas a dar cuenta de algo muy extraño, y es que te sentirás libertado, primeramente, y luego, que una mon­taña de pequeños inconvenientes que te ocurrían y que no sabías a qué atribuir desaparecen como por encanto, y tu vida marcha sobre rieles. Además de que te verás amado por todo el mun­do, aún por aquellas personas que antes no te quisieron bien.


El librito Azul

martes, 23 de agosto de 2011

¿LA FE MUEVE MONTAÑAS? ¿POR QUE, Y COMO?



Todo el mundo conoce el dicho y lo repite a menudo. Lo repite como loro, pues no sabe en realidad lo que significa, ni por qué ni cómo es eso, que la fe mueve montañas.

Pocos saben que el temor también mueve montañas. El temor y la fe son una misma fuer­za. El temor es negativo y la fe es positiva. El temor es fe en el mal. O sea, la convicción de que va a ocurrir lo malo. La fe es la convicción de que lo que va a ocurrir es bueno, o que va a termi­nar bien. El temor y la fe son las dos caras de una misma medalla.

Fíjate bien. Tu jamás temes que te vaya a suceder algo bueno. Ni tampoco dices jamás "tienes fe en que te va a ocurrir lo malo". La fe siempre se asocia a algo que deseamos; y no creo que tú deseas el mal para tí.! A éste le te­mes; ¿no es así?

Todo lo que tu temes lo atraes y te ocurre. Ahora que, cuando te ocurre generalmente dices con aire triunfante: "¡Ajá, yo lo sabía! Lo pre­sentí", y sales corriendo a contarlo y repetirlo como para lucir tus dotes de clarovidente. Y lo que en realidad ha sucedido es que lo pensaste con temor ¿Lo presentiste? Claro. Lo pre­sentiste. Tú mismo lo estás diciendo. Ya tú sabes que todo lo que se piensa sintiendo al mismo tiempo una emoción, es lo que se manifiesta o se atrae. Tú lo anticipaste y lo esperaste. Anti­cipar y esperar es fe.

Ahora fíjate que todo lo que tú esperas con fe te viene, te sucede. Entonces, si sabes que esto es así, ¿qué te impide usar la fe para todo lo que tú desees: amor, dinero, salud, etcétera? Es una ley natural. Es una ordenanza divina. El Cristo lo enseñó con las siguientes palabras, que tú conoces: "todo lo que pidiéreis en oración creyendo, lo recibiréis". No lo he inventado yo.

Está en el capítulo No. 21, versículo 22 de San Mateo. Y San Marcos, lo expresa más claro aún: "todo lo que pidiereis orando, creed que lo reci­biréis y os vendrá". San Pablo lo dice en palabra que no tienen otra interpretación: "la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que se ve". Más arriba te dije que la fe es la convicción del bien.

Ahora te diré que la convicción viene por el conocimiento. Supongamos que tú vives en la pro­vincia y que jamás has ido a la capital. Quieres ir a la capital, y tomas el tren, el auto o el avión.


Sabes dónde queda la capital y cómo dirigirte a ella. Un día te diriges hacia la capital y utilizas la forma de conducción que mejor te convenga, pero por el camino no vas temiendo desviarte hacia la luna ¿No? Si fueras un indio salvaje podrías estar temblando de pavor por desconocer totalmente lo que te está pasando. Pero siendo una persona civilizada, vas tranquilo, sabiendo que a tal o cual hora llegarás a la capital ¿Qué es lo que te da fe? El conocimiento.

La ignorancia de los Principios de la Crea­ción es lo que hace que el mundo tema el mal, no sepa emplear la fe, ni siquiera lo que ella es.

La fe es convicción, seguridad; pero éstas tienen que estar basadas en el conocimiento de algo.


Conoces que existe la capital y vas hacia ella. Por eso sabes que no irás a parar a la luna.

Ahora sabes que cuando deseas algo, si te­mes no obtenerlo, no lo obtendrás. Si lo niegas antes de recibirlo, como en el ejemplo dado ya de la oración que dirige a Dios la generalidad de los humanos: "Dios mío concédeme tal cosa, aunque sé que no me lo darás porque vas a pensar que no me conviene"; no lo obtendrás porque de antemano lo negaste. Has confesado que no lo esperas.

Déjame darte la fórmula metafísica para ob­tener cualquier cosa que uno desee. Es una fórmula. Hay que emplearla para todo. Com-pruébala por ti mismo. No me lo creas ciega-mente.
"Yo deseo tal cosa. En armonía para todo el mundo y de acuerdo con la voluntad divina. Bajo la Gracia y de manera perfecta. Gracias Padre que ya me oíste".

Ahora no dudes por un solo instante. Has empleado la fórmula mágica. Has cumplido con toda la ley y no tardarás en ver tu deseo manifes­tado. Ten paciencia. Mientras más tranquilo esperes, más pronto verás el resultado. La impa­ciencia, la tensión y el ponerse a empujar mental­mente destruyen el tratamiento (La fórmula es lo que en metafísica se llama "un tratamiento").

Para que conozcas lo que has hecho al re­petir la fórmula, te voy a explicar el proceso detalladamente. Al tú decir "en armonía para todo el mundo" has eliminado todo peligro de que tu conveniencia perjudique a otros, como tampoco se te hace posible desear un mal para otro. Al decir "de acuerdo con la voluntad divi­na"; si lo que tú deseas es menos que perfecto para ti, verás suceder algo mucho mejor de lo que tus esperabas. En este caso significa que lo que estabas deseando no lo ibas a encontrar suficiente, o no te iba a resultar tan bueno como tu pensabas. La voluntad de Dios es perfecta.

Al tú decir "bajo la Gracia y de manera perfecta", encierra un secreto maravilloso. Pero déjame darte un ejemplo de lo que ocurre cuan­do no se sabe pedir bajo la Gracia y perfección. Una señora necesitaba urgentemente una suma de dinero, y la pidió, asimismo, para el día 15 del mes. Tenía absoluta fe de que la recibiría, pero su egoísmo e indiferencia no le inspiró pedirla con alguna consideración para nadie más. Al día siguiente un automóvil estropeó a su hija, y el día 15 del mes recibió la suma exacta que ella había pedido. Se la pagó la Compañía de Seguros por el accidente de su hija. Ella trabajó la Ley con­tra ella misma.

Pedir "bajo la Gracia y de manera perfecta" es trabajar con la ley espiritual. La Ley de Dios que se manifiesta siempre en el plano espiritual. Allí (en el plano espiritual) todo es perfecto, sin obstáculos, sin inconvenientes, sin tropiezos ni daños para alguno, sin luchas ni esfuerzos, "suavecito, suavecito", todo con gran amor, y esa es nuestra Verdad. Esa es la Verdad que al ser conocida nos hace libres.

"Gracias Padre que ya me oíste" es la expre-sión más alta de fe que podamos abrigar. Jesús la enseñó y la aplicaba en todo, desde antes de partir el pan con que alimentó a cinco mil, hasta para decir cómo transformar el vino en su san­gre. Dando gracias al Padre antes de ver la manifestación.

Como irás viendo, todo lo que enseñó Jesús fue metafísico.

Todo lo que tú desees, todo lo que vayas ne­cesitando lo puedes manifestar. El Padre todo lo ha previsto ya, todo lo ha dado ya, pero hay que irlo pidiendo a medida que se sienta la necesidad.


Sólo tienes que recordar que no pue­des pedir mal para otro porque se te devuelve a ti, y todo lo que pidas para tí debes pedirlo también para toda la humanidad porque todos somos hijos del mismo Padre.

Por ejemplo, pide grande. El Padre es muy rico y no le gusta la mezquindad. No digas "Ay, Papá Dios dame una casita. Sólo le pido una casita, aunque no sea sino chiquitica", cuando la realidad es que tú necesitas una casa muy grande porque tu familia es numerosa. No reci­birás sino lo que pides. Pide así: "Padre, dame a mí y a toda la humanidad, todas las maravillas de tu Reino" y ahora haz tu lista.

Para irte fortificando la fe, haz una lista de cosas que deseas o que necesitas. Enumera los objetos o las cosas. Al lado de esta lista haz otra enumerando cosas que deseas ver desapare­cer, o bien en ti mismo o en lo exterior. En el mismo papel escribe la fórmula que ya te di más arriba. Ahora, lee tu papel todas las noches. No te dejes sentir la menor duda. Da las gracias de nuevo cuantas veces pienses en lo que has escrito. A medida que veas que se te van reali­zando las cosas enumeradas, ve tachándolas. Y al final, cuando las veas realizadas todas, no vayas a ser tan mal agradecido de pensar: "Tal vez se me iban a dar de todas maneras", porque es mentira. Se te dieron porque las pediste co­rrectamente. Lo exterior se acomodó para dejár­telas pasar.

Como ya estás muy habituado a sentir temor por una variedad de razones, cada vez que te encuentres atacado por un temor repite la fórmula siguiente, que te irá borrando el reflejo que tienes grabado en el subconsciente: "Yo no tengo miedo. No quiero el temor. Dios es amor y en toda la Creación no hay nada a qué temer; Yo tengo fe. Quiero sentir fe".

Un gran Maestro decía "lo único que se debe temer es al temor". La fórmula la debes repetir aun cuando estés temblando de terror. En ese momento, con mayor razón. Solamente el deseo de no temer y el deseo de tener fe bastan para cancelar todos los efectos del temor, y para situarnos en el polo positivo de la fe.

Supongo que ya tú conoces el principio psico­lógico que dice, que cuando se borra una cos­tumbre hay que sustituirla por otra. Cada vez que se niega o se rechaza una idea cristalizada en el subconsciente, se borra ésta un poquito. El pequeño vacio que así se hace, hay que llenarlo inmediatamente con una idea contraria. Si no, el vacío atraerá ideas de la misma clase y que siempre están suspendidas en la atmósfera, pen­sadas por otros. Poco a poco irás viendo que tus temores desaparecen, si es que tienes la vo­luntad de ser constante, repitiendo la fórmula en todas las circunstancias que se vayan pre­sentando.

Poco a poco irás viendo que únicamente te sucederán las cosas como tú las deseas. "Por sus frutos los conoceréis", dijo Jesús.
Este gran instrumento —"el poder del decre­to" se presenta a nuestra atención en aquella extraordinaria historia de la creación que encon­tramos en los dos primeros capítulos del Génesis en la Biblia. Yo sugiero que tomes tiempo ahora para leer este maravilloso relato. Mientras lees te darás cuenta de que el hombre (esto quiere decir tú y yo) no fue creado para ser la pieza del juego de las circunstancias, la víctima de las condiciones o un títere movido de un lado para otro por po­deres fuera de su dominio. En lugar de esto en­contramos que el hombre ocupa el pináculo de la Creación; que, lejos de ser lo más insignificante del Universo es, por la misma naturaleza de los poderes que le ha dado su Creador, la suprema autoridad designada por Dios para regir la Tierra y toda cosa creada. El hombre está dotado de los poderes mismos del Creador porque es "hecho a Su imagen y según Su semejanza". El hombre es el instrumento por medio del cual la sabiduría, el amor, la vida y el poder del Creador Espíritu, se expresa en plenitud.

Dios situó al hombre en un Universo respondedor y obediente (incluyendo su cuerpo, sus asuntos, su ambiente) que no tiene otra alternati­va que llevar a efectos los edictos o decretos de su suprema autoridad.

El poder de decretar es absoluto en el hom­bre; el dominio que Dios le dio, irrevocable; y aunque la naturaleza básica del Universo es buena en la evaluación del Creador, puede aparecer ante el hombre solamente como él decreto que aparez­ca. Vemos que mientras el hombre fue obediente a su Creador, mantuvo su poder de pensar y hacer decretos a tono con el espíritu del Bien que es la estructura de la Creación, vivió en un universo de bien, un "Jardín del Edén". Pero cuando el hombre "cayó" al comer del árbol del conoci­miento del bien y del mal, y eligió basar su pensa­miento y usar sus poderes en el bien y el mal —lo que como agente libre podía hacer— inme­diatamente encontró sudor y cardos mezclados con su pan de cada día. Desde la "caída" el hom­bre se ha atareado declarando su mundo bueno o malo y sus experiencias han sido de acuerdo con sus decretos. Esto demuestra evidentemente cómo responde el Universo y cuán completos y de largo alcance son el dominio y la autoridad del hombre.


EL LIBRITO AZUL

El Decreto






Cada palabra que se pronuncia es un decreto que se manifiesta en lo exterior. La palabra es el pensamiento hablado.


Jesús dijo dos cosas que no han sido tomadas en serio. Una, "Por tus palabras serás condenado y por tus palabras serás justificado". Esto no significa que los demás nos juzgarán por lo que decimos, aunque esto también es verdad; como habrás visto ya, el Maestro enseñaba metafísica, solo que la raza no estaba aún lo suficiente ma­dura para entenderla. En varias ocasiones lo advirtió diciendo que tenía aún muchas otras cosas qué decir, pero que no podrían ser com­prendidas. En otras ocasiones dijo que aquel que tuviera oídos para oír, que escuchara. La segun­da referencia que hizo al poder de la palabra fue: "No es lo que entra por su boca lo que contamina al hombre, sino lo que de su boca sale; porque lo que de la boca sale, del corazón procede". Más claro no se puede expresar.


Te propongo que pongas atención a todo lo que tú decretas en un solo día. Vamos a recor­dártelo. "Los negocios están malísimos". "Las cosas andan muy malas". "La juventud está per­dida". "El tráfico está imposible". "El servicio está insoportable". "No se consigue servicio". "No dejes eso rodando porque te lo van a robar". "Los ladrones están asaltando en todas las esqui­nas". "Tengo miedo de salir". "Mira que te vas a caer". "Cuidado que te matas". "Te va a pisar un carro". "¡Vas a romper eso!". "Tengo muy mala suerte". "No puedo comer eso, me hace daño". "Mi mala memoria ...", "mi alergia...", "mi dolor de cabeza...", "mi reumatismo...", "mi mala digestión..." "¡Ese es un bandido!", "esa es una desgraciada". "Tenía que ser, cuando no". No te sorprendas ni te quejes si al expre­sarlo lo ves ocurrir. Lo has decretado. Has dado una orden que tiene que ser cumplida. Ahora recuerda y no olvides jamás, cada palabra que pronuncias es un decreto.



Positivo o negativo Si es positivo se te manifiesta en bien. Si es nega­tivo se te manifiesta en mal, si es contra el pró­jimo es lo mismo que si lo estuviera decretando contra ti. SE TE DEVUELVE. Si es bondadoso y comprensivo hacia el prójimo, recibirás bon­dad y comprensión de los demás hacia ti. Y cuando te suceda algo molesto, negativo, desagra­dable, no digas "¡Pero si yo no estaba pensando ni temiendo que me fuera a suceder esto!". Ten la sinceridad y la humildad de tratar de recordar en cuáles términos te expresaste de algún pró­jimo. En qué momento salió de tu corazón un concepto viejísimo, arraigado allí, que tal vez no es sino una costumbre social como la genera­lidad de esas citadas más arriba y que tú real­mente no tienes deseos de seguir usando.


Como el sentimiento que acompaña a un pensamiento es lo que lo graba más firmemente en el subconsciente, el Maestro Jesús, que jamás empleó palabra superfluas, lo expresó muy bien al decir, "lo que de la boca sale, del corazón procede", y esto nos da la clave inequívoca. El primer sentimiento que nos enseña es el temor. Nos lo enseñan nuestros padres, primeramente, y luego nuestros maestros de religión. Al sentir un temor se nos acelera el corazón. Solemos decir "por poco se me sale el corazón por la boca" para demostrar el grado de temor que sentimos en un momento dado. El temor es lo que está por detrás de todas las frases negativas que te he citado más arriba.


San Pablo dijo: "Somos transformados por la renovación de nuestras mentes". Cada vez que te encuentres diciendo una frase negativa, sabrás qué clase de concepto errado tienes arraigado en el subconsciente, sabrás a qué clase de sentimien­to obedece: temor o desamor, tájalo, bórralo negándolo por mentiroso y afirma la Verdad, si no quieres continuar manifestándolo en tú exterior. Al poco tiempo de esta práctica notarás que tu hablar es otro. Que tu modo de pensar es otro. Tú y tú vida se estarán transformando por la renovación de tu mente.
Cuando estés en reunión de otras personas, te darás perfecta cuenta de la clase de conceptos que poseen y los constatarás en todo lo que les ocurre. Siempre que escuches conversaciones ne­gativas no afirmes nada de lo que expresen. Piensa "no lo acepto ni para mi ni para ellas". No tienes que decírselo a ellas.



Es mejor no divulgar la verdad que estás aprendiendo, no porque haya que ocultarlo sino porque hay una máxima ocultista que dice: "Cuando el discípulo está preparado aparece el maestro". Por ley de atracción, todo el que está preparado para subir de grado es automáticamente acercado al que lo pueda adelantar, de manera que no trates de hacer labor de catequista. No obligues a nadie a recibir lecciones sobre la Verdad porque te puedes encontrar que aquellos que tú creías más dispuestos, son los que menos simpatizan con ella. A esto se refería Jesús cuando dijo: "No déis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas de­lante de los cerdos, no sea que los pisoteen, y se vuelvan y os despedacen".



Librito Azul -CONNY MENDEZ





jueves, 14 de julio de 2011

LA AFLUENCIA DE DINERO



Tres hombres ciegos estaban perdidos en el desierto. Habían estado vagando durante días con la esperanza de encontrar el camino de vuelta a la civilización. Las perspectivas parecías lúgubres.


Finalmente, encontraron un camello. El animal permaneció inmóvil mientras los tres hombres iban llegando y tocándolo.


El primero tocó una pata del camello. "Un arbolito," dijo. Según él, habían encontrado un árbol en pleno desierto.


El segundo tocó la cola del camello. Se echó atrás horrorizado. "¡Una serpiente!" exclamó. Éste les avisó a los otros que tuvieran cuidado con una gran serpiente cuya cabeza estaba suspendida en el aire, dispuesta a atacar.


El tercero alzó su mano y tocó la joroba del animal. "Es un montón de basura," comentó. Les aseguró a los demás que no había nada que temer por encontrar una montaña de arena en el desierto.


Los tres se retiraron del camello y se pusieron a discutir. "Te digo que es una serpiente. Pude sentir su cuerpo delgado."


"Estás equivocado. Es demasiado grueso y firme para ser una serpiente. Es un árbol."


"Ambos estáis errados. ¿Cómo podéis equivocaros de tal forma? Es un montón de basura."


Después de algunos minutos de acalorada discusión uno de los hombres gritó, "Esto es ridículo. ¿Cómo podemos tener opiniones tan distintas? No hay manera de ponernos de acuerdo."


Los tres reflexionaron sobre esta intervención durante un momento. Al momento, uno de ellos habló. "¿Sabéis una cosa? Esto no es cierto," dijo. "Hay algo en que los tres estamos de acuerdo."


"¿En qué?" preguntó el primero.


"Todos estamos de acuerdo en que hemos encontrado algo. Puede que no nos pongamos de acuerdo en qué es, pero por lo menos coincidimos en que es algo, ¿no?"


De pronto, los tres hombres se dieron cuenta de lo absurdo de su riña. Se dieron unos abrazos y se dijeron algunas palabras agradables. Luego, decididos a acabar con la disputa, se acercaron al misterioso objeto nuevamente. Esta vez, los tres examinaron al camello desde la cabeza hasta la cola. Llegaron a la conclusión de que habían encontrado un camello. Así, se subieron a él y salieron sanos y salvos del desierto y llegaron a la civilización.


NEGOCIAR CON ALGO...


Sea lo que sea el dinero, lo perciba como lo perciba, la clave principal de todo esto es: el dinero es algo. Antes de meternos con esta discusión, debemos ponernos de acuerdo en este punto. Puede que usted y yo no estemos de acuerdo en todo, pero seguramente que los dos pensemos que el dinero es algo.


La idea de que el dinero sea algo puede que no le parezca revolucionaria, pero poca gente se da cuenta de este hecho.


Yo he preguntado a mucha gente de forma espontánea, «¿Qué cree usted que es el dinero?»


La respuesta más usual es: «No lo sé.» Luego preguntaba, «¿Es algo?»


La réplica normal es algo así como, «Eeh, nunca me lo he preguntado.»


Si sigo con el interrogatorio, la mayoría de la gente acaba expresando la opinión de que el dinero deben ser los billetes. El grueso de la gente no se da cuenta de que detrás del dinero físico no hay nada.


«Nunca pensé que el dinero fuera nada,» me dijo una vez una mujer de unos ochenta años. «Imagino que, después de todo quizás será realmente algo.»


¡Puede usted apostar que sí! No se equivocará, el dinero es algo. La naturaleza del dinero puede ser esotérica o metafísica, pero es real. Puede que la esencia del dinero no esté en los billetes o en las monedas, pero esté donde esté, existe en algún sitio y a algún nivel.


Si usted lo desea puede considerar libremente el dinero como alguna extraña energía. Considérelo si quiere un poder indescifrable. Diga que el dinero es intangible. Diga que es difícil de encontrar. Diga usted que todo este tema es extraño. Está bien. Sea lo que sea lo que usted piense del dinero, estará de acuerdo conmigo en que es algo, que verdaderamente existe a un cierto nivel de la realidad. Para el propósito que nos ocupa, usted no necesita saber con exactitud lo que es el dinero; lo único que debe tener claro es que es "algo". Repito: el dinero es algo.


Por qué estoy insistiendo tanto en este hecho? Le diré el porqué y este es un punto importante. Si el dinero es algo, y existe como algo, estará sujeto a las mismas leyes físicas que todas las demás cosas que son "algo". ¡Ya está!, este es precisamente el caso.


OBEDECER LAS LEYES...


La física es una ciencia exacta. Las leyes de la física se aplican de forma infalible al amplio mundo de la materia, las actividades y situaciones que se encuentran en nuestro increíblemente diverso universo. Las leyes que gobiernan nuestro mundo físico son irrefutables.


En 1687, Sir Isaac Newton publicó lo que se conoce como Las Tres Leyes del Movimiento de Newton. Estas leyes describen el efecto que las fuerzas tienen sobre los objetos. En el dominio de lo común, de las interacciones físicas, estas leyes han demostrado ser una fórmula fiable para el entendimiento y la predicción del movimiento. Brevemente, las tres leyes de Newton son:


(1) Un cuerpo se mantiene en reposo mientras no se actúe sobre él mediante una fuerza no opuesta.


Una fuerza no opuesta que actúa sobre un cuerpo, causa en este cuerpo una aceleración en la dirección de esa fuerza.


Cada cuerpo tiene una fuerza opuesta de igual magnitud que él mismo.


Si usted no es un genio de la física, no se preocupe; no tiene porqué serlo. Yo le voy a explicar en términos simples lo que estas tres leyes significan y su relación con la afluencia de dinero.


Pongamos por caso que tenemos un objeto sobre el que se está ejerciendo una fuerza en una dirección y, al mismo tiempo, otra fuerza en la dirección opuesta. (Esto describe la situación de cada uno de los objetos que hay en el universo). Ahora, si la magnitud de ambas fuerzas es igual, las fuerzas se equilibran, y el objeto no se mueve. Si, por el contrario, una fuerza es mayor que la otra, entonces el objeto se mueve en la dirección de esa fuerza mayor. Simple, ¿verdad?.


Ahora, vaya a volar una cometa. No literalmente, por supuesto, pero imagine por un momento que está volando una cometa. Como puede ver en el dibujo siguiente, dos fuerzas opuestas actúan sobre la cometa.


Fuerza del viento


Hay una fuerza que el viento ejerce sobre la cometa. Esta fuerza le está arrebatando la cometa. Al mismo tiempo, hay otra fuerza creada por usted mismo al tirar de la cuerda. Esta fuerza le está devolviendo la cometa. Como vemos, hay dos fuerzas opuestas, la del viento y la de su agarre.


Si las dos fuerzas son iguales, la cometa permanecerá a una distancia constante de usted. Esto es lo que ocurre cuando usted mantiene la cometa en el mismo sitio. La fuerza del viento está intentando quitarle la cometa, mientras que, al mismo tiempo, usted está tirando de la cuerda con la misma fuerza pero de forma opuesta, intentando traer la cometa hacia usted. Cuando las dos fuerzas son semejantes, se equilibran, y la cometa ni se acerca ni se aleja de usted.


Si usted relaja un poco, la cuerda se deslizará por entre sus dedos. La fuerza del viento sobre la cometa es entonces mayor que la ejercida por usted, y la cometa se aleja. Por otro lado, si usted agarra firmemente la cuerda y tira con fuerza, su fuerza de empuje es mayor que la del viento, y la cometa se acercará a usted.


Volar una cometa es un claro ejemplo de cómo fuerzas opuestas actúan en un objeto. Este mismo principio se aplica a todo en el mundo. Cualquier objeto, en cualquier momento, tiene unas fuerzas actuando sobre él. El bolígrafo que reposa en su escritorio en este momento tiene fuerzas opuestas actuando sobre él. Si el bolígrafo no se está moviendo no se debe a la no existencia de fuerzas; realmente se debe al hecho de que las fuerzas que están actuando sobre él son opuestas e iguales. Si un objeto se mueve, este movimiento se debe a una fuerza que no está siendo contestada por otra de igual magnitud y opuesta a la vez.


Y lo mismo ocurre con el dinero. Recuerde: el dinero es algo. Por lo tanto, si el dinero existe, que lo hace, también debe obedecer a estas leyes de la física. Y así es.


Esto no es ningún truco. Simplemente estamos formulando una explicación totalmente lógica de una realidad. Estas leyes físicas se deben aplicar al dinero del mismo modo que se aplican en este mundo a todo lo que es "algo". Como casi todo lo demás, el dinero no aparece sólo, aislado; el dinero también actúa bajo el influjo de fuerzas opuestas.


HABLAR DE DINERO...


Los siguientes dibujos ilustran cómo las fuerzas que actúan sobre el dinero afectan a su llegada. Las ilustraciones nos muestran tres importantes elementos: usted, el dinero y las fuerzas. A las fuerzas se les ha llamado Fuerza Atrayente (la fuerza que empuja el dinero hacia usted) y Fuerza Repelente (la fuerza que aleja el dinero de usted). La longitud de cada flecha representa el potencial relativo de cada fuerza. [Nota: Aunque utilicemos el dibujo de un hombre en estas ilustraciones, no pretendemos en absoluto menospreciar al sexo femenino; todo lo que aparece en este libro se aplica igualmente a hombres y a mujeres.]


Hay que decir que no estamos hablando de dinero como un montón de millones de pesetas. Nos estamos refiriendo a la esencia del dinero. Decir también que, aunque las fuerzas que actúan sobre el dinero no sean fuerzas físicas en sentido estricto, se les considera fuerzas. Una vez que uno se percata de que estas fuerzas existen y que además puede controlarlas, crear y mantener una corriente positiva de dinero hacia su vida se convierte en algo simple.


EL ORIGEN...


Son muchos los factores que contribuyen a traer el dinero hacia usted, y muchos los que contribuyen a repelerlo. En las páginas siguientes, usted aprenderá con exactitud cuáles son esos factores.


A lo largo de este libro, yo menciono la "corriente de dinero". Esta corriente es de esencial importancia. Si su fuerza de atracción es mayor que la de repulsión, el dinero llega a su vida. Si su fuerza de repulsión, por el contrario, es mayor, el dinero se va.


Su objetivo es incrementar la llegada de dinero a su vida. La única forma de que el dinero llegue a su vida es que su fuerza de atracción sea mayor que su fuerza de repulsión. Por tanto, lo que usted debe hacer, es maximizar su fuerza de atracción y, al mismo tiempo, minimizar su fuerza de repulsión. El método que describo en este libro le capacita para hacer estas dos cosas. Su nombre es "el método Two-Prong".


El método Two-Prong lo forman dos técnicas, una que aumentará su fuerza de atracción y otra que disminuirá su fuerza de repulsión. Actúa directamente sobre estas dos fuerzas. Sea cual sea su actual situación económica, si usa el método Two-Prong, generará una corriente positiva de dinero que entrará en su vida.


Si tiene dificultad a la hora de conseguir y ahorrar dinero, esa corriente de dinero se escapará de su vida. En este caso, su fuerza de repulsión es mayor que su fuerza de atracción. Usted tendrá que invertir la capacidad de estas fuerzas. Aumentando su fuerza de atracción y disminuyendo su fuerza de repulsión, creará una corriente positiva de dinero hacia usted.


Puede usar el método Two-Prong incluso si su situación económica es desahogada, si no tiene problemas monetarios demasiado serios en este momento. Se aplica la misma estrategia: maximice su fuerza de atracción y minimice su fuerza de repulsión. Esto le ofrecerá una entrada de dinero aún mayor de la actual.


Sea cual sea su edad, sexo, apariencia, minusvalías, inteligencia, etc, para romper todas las barreras y crear una llegada masiva de dinero a su vida, tiene que hacer dos cosas: maximizar su fuerza de atracción y minimizar su fuerza de repulsión. El plan es sencillo. Los resultados están asegurados.


Lo que debe hacer:



Maximice su fuerza de atracción Minimice su fuerza de repulsión


Tenga presente que, aunque estas fuerzas son conceptos abstractos, representan la realidad de todas las posibles situaciones económicas.


Claro está que esta no es la forma en que la gente normalmente ve el hecho de obtener dinero. Sin embargo, esta teoría es absolutamente fundamental. Al tratar con estas dos fuerzas, usted se está acercando al origen, la raíz de su situación económica. No hay mejor forma de empezar.



DINERO


CAPITULO I


Hace unos años, un equipo de investigadores de la Universidad de Columbia dirigió un estudio inusual. Durante un período de semanas, se colocaron en las salas de espera de varios bancos de Nueva York con objeto de observar el comportamiento de la gente que entraba y hacía sus negocios. El equipo recopiló datos tales como expresiones faciales, movimientos oculares, lenguaje corporal y modelos de comportamiento.

Los resultados de este estudio muestran que el individuo medio entra en un estado extremadamente tenso tan pronto como entra en un banco. En el momento en que la persona entra en ese misterioso lugar donde reside el dinero, se pone tremendamente seria.

Los mismos investigadores hicieron esas mismas observaciones en otros muchos lugares, para encontrar cualidades como el respeto y la corrección. En ningún otro sitio se mostraban as cualidades tan claramente como en los bancos, sobre todo, cuando de por medio había grandes sumas de dinero. En ningún lugar, ni siquiera en las iglesias, la gente se comportaba tan moderadamente.

Estos descubrimientos nos muestran que en la situación en que la gente se comporta con mayor solemnidad es cuando se trata de dinero. Los seres humanos consideran el dinero como algo muy serio, casi hasta el punto de la adoración.

SENTIR SU PRESENCIA...

Y, qué es esto que significa tanto para todos? ¿Qué es el dinero? Normalmente, cuando la gente piensa en el dinero, no piensa en su significado simple y real, sino en cómo conseguirlo, cómo gastarlo y cómo conservarlo. La mayoría de la gente pasa mucho tiempo pensando en el dinero sin ni siquiera pensar lo que verdaderamente es.

Coja un billete de su cartera. Mírelo. Páselo por sus dedos. Siéntalo. ¿Qué ve? ¿Qué siente? ¿Cree usted que el trozo de papel que tiene en su mano es la esencia del dinero?

Mientras cogía el billete, ¿qué emociones le han sobrevenido? ¿Qué cree usted que causa esos sentimientos? ¿Qué es lo que le hace sentirse tan solemne cuando se encuentra entre los muros de una institución bancaria? ¿Qué es lo que hace que sus ojos se dilaten al ver un billete? ¿Cree que es el tacto del papel lo que causa esos sentimientos?

Gran parte de la gente se pasa la vida pensando que el dinero no es más que papel y monedas. Están equivocados. Estos sólo son símbolos que denotan un valor arbitrario. Las monedas y el papel son objetos inanimados que no tienen poder por sí mismos, sino el que nosotros le asignamos. Lo que los hace especiales es el acuerdo que nosotros tenemos con los demás. Lo que les da valor a las monedas y el papel es lo que representan.

No confunda el término dinero con yen, pesetas, pounds o deutschemarks. Los nombres de las distintas monedas no tienen valor intrínseco, como la comida, la ropa o la vivienda.

Como mucho, esas monedas pueden ser cambiadas por cosas de valor, cada una en su país.

Si usted ve el dinero sólo como moneda, pierde la capacidad crítica. El dinero no es lo importante. El dinero es una idea, un concepto, una forma de comunicación. Los billetes de papel y las monedas de metal no son dinero. Representan al dinero, pero no son, por sí mismos, dinero. El dinero es lo que está detrás de esos objetos materiales. Ese interesante misterio, sea lo que sea, es la verdadera identidad del dinero.

CUESTIONARSE EL MISTERIO...

El dinero tiene muchas caras. La gente entiende el dinero de muy distintas formas. Las que siguen son algunas de las formas más comunes que la gente tiene de ver el dinero.

Como Seguridad. Se puede pensar en el dinero como una capa protectora que te separa de un mundo cruel y deshumanizado. Sin dinero, caes en medio de una jauría de lobos, allí donde van los perdedores. Sin dinero, no eres capaz de controlar tu destino o de resguardarte de esa gente cruel que no duda en golpearte.

La sabiduría convencional dice que si tienes un buen equilibrio bancario y una carrera estable, tienes seguridad. Estás protegido. Entonces tienes algo en que basarte a la hora de combatir sentimientos como la soledad o las preocupaciones. En un mayor o menor grado, podrás controlar a los demás y obligarlos a que hagan lo que tú quieres que hagan. Incluso tu salud se ve, hasta cierto punto, afectada por tu capacidad para conseguir una buena calidad de cuidados sanitarios. Con dinero, si algo va mal, tienes para comprar lo que haga falta para solucionar el problema. Contables, abogados, médicos, terapeutas, todos ellos cuestan dinero. Desde este punto de vista, el dinero se traduce en seguridad.

Como un problema. Hay ocasiones en las que, cuando piensas en el dinero, lo ves como un problema. Esto te hace preocuparte. Te preocupas por cómo conseguir más y por cómo no perder el que ya tengas. Para la mayoría de la gente, pensar en el dinero es pensar en problemas.

Este punto de vista, aunque dominante, no es el más acertado. El dinero, por su naturaleza, no es problemático. Además, tratar el dinero como un problema no nos lleva a ningún lado. El preocuparse por el dinero conlleva crear una tendencia de opinión negativa, autodestructiva, basada en la codicia y la tacañería. Esta perspectiva no sólo es falsa, sino que es contraproductiva. Definir al dinero como problema lo convierte en problema, y cuando se ve el dinero de forma negativa, éste se convierte en algo más difícil de alcanzar. En sí mismo y por sí mismo, el dinero no es un problema ni necesita ser visto como tal.

Como poder. En nuestra sociedad, la gente que tiene dinero parece imponer respeto, lealtad y sumisión. En otras palabras, el dinero significa poder. La gente con dinero tiene un aura de independencia: pueden hacer lo que quieren, cuando quieren y con quien quieren. La gente adinerada tiene la posibilidad de comprar cualquier cosa que deseen. ¿Una nueva lavadora? No hay problemas. ¿Un equipo de música mejor? Aquí está el cheque. ¿Una casa más grande? Mañana la buscamos.

Desde esta perspectiva todo tiene un precio. Incluso los amigos, el matrimonio y la intimidad tienen uno bastante alto. Aunque el amor y el compañerismo no están directamente relacionados con el dinero, un mínimo grado de solvencia financiera es necesario para ponerte en situaciones en que puedan surgir. La persona con dinero no debe estar ocupada en si puede o no comprar el poder. La persona con dinero ordena al poder que afecte a otros.

Como una promesa. Cuando el dinero se usa como medio de cambio, se está realizando un acuerdo implícito relacionado con los valores y costumbres que rodean a ese dinero. El uso del dinero depende de un correcto entendimiento de cómo la gente actúa con respecto a él y un convencimiento de que van a seguir actuando así en un futuro. En este sentido, el dinero es una promesa, una promesa de beneficio, una promesa de que existe algo de valor que sigue la estela de esa moneda o papel.

Cuando uno acepta un billete de parte de alguien, está aceptando una promesa. Al no ser ese trozo de papel algo de uso práctico, uno acepta el papel bajo la condición de que alguien más lo aceptará cuando decida gastarlo. Esto es una promesa. Cuando nosotros aceptamos este sistema damos por hecho que los demás también van a seguir aceptándolo.

Como energía. El dinero influye, hasta cierto punto, en todas las relaciones de nuestra sociedad. Y el dinero no es sólo algo que está ahí fuera en el mundo, algo separado de ti. La verdad es que cuando uno negocia con dinero, está negociando con energía. Desde esta perspectiva, se puede pensar en el dinero como una medida de fuerza vital aplicada.

Uno tiene tanto tiempo de vida y de miembro de la sociedad, tantos días y horas de productividad en la Tierra. Cuando uno hace cualquier cosa y la hace para ganar dinero, uno negocia con una parte del tiempo que tiene asignado de vida, con la reserva de energía, por el dinero. En este sentido, el dinero se adecua a la energía. La cantidad de dinero que uno tiene refleja la cantidad de energía que uno ha empleado.

Estas son algunas de las muchas formas que hay de percibir la esencia del dinero. Estos puntos de vista no son absolutos, ni necesariamente adecuados a usted; usted es libre ver el dinero de la forma que crea más conveniente.

Por tanto, ¿qué es el dinero? Esta es una pregunta que dejaré para que la conteste usted mismo. Pensar en el misterio del dinero es como meditar sobre una paradoja sin solución: puede que nunca conteste la pregunta, pero al intentarlo, sin duda, aprenderá algo.

Le diré algo: el dinero es una esencia positiva y constructiva. El dinero es un don glorioso de los seres humanos que habitan el planeta Tierra. El dinero es una alegre promesa de maravillas que han de llegar. El dinero es un útil y confortable resguardo de seguridad. El dinero es una energía preciada y grandiosa. El dinero es una manifestación de energía pura, limpia y beneficiosa. El dinero es maravilloso -merece la pena tenerlo.

Aparte de lo que el dinero sea, aparte de lo que usted crea que es, yo sé que lo desea. Eso es bueno. Y cuando acabe de leer este libro, sabrá cómo conseguirlo.

Libro Como Resolver para siempre todo sus Problemas de Dinero de VICTOR BOC.