Divino Planeta

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viernes, 4 de junio de 2010

Eliminando el Miedo



CAPÍTULO 4: ELIMINANDO EL MIEDO MEDIANTE LA PERCEPCIÓN

La mayor causa de angustia es el miedo. Tu primer paso para conquistar el miedo es aprender a no tener miedo del propio miedo. Empieza por verlo como tu amigo, no tu torturador. Está bien estar asustado a veces. De hecho, el miedo te mantiene a salvo. Agudiza tu percepción y te permite ejercer acción correctiva cuando es necesario. Todo miedo enraíza inicialmente con el miedo a la muerte.

Es la muerte de las cosas la que nos asusta. No la muerte física en sí, sino el fin de cosas que nos son familiares, el fin de una relación, de un trabajo, de un hábito. A veces es un ritmo el que está a punto de cambiar, o tu domicilio, o un sentimiento o certeza a los que estás aferrado.

Resistimos el cambio. Aunque el cambio es el modo espiritual en que el universo nos mantiene vivos y frescos. Vivimos en un mundo que se desarrolla rápidamente. Si no estás cambiando es que la vida está dejándote atrás. Las cosas serán más duras, no más fáciles.

Una vez que aceptes el cambio y los finales, y no los veas como afrentas personales, la mayoría del miedo se disipará. Intentar seguir en circunstancias y condiciones de energía agotada te extenúa.

Recuérdate constantemente lo que ya sabes: Nada está garantizado. No tiene que estarlo. Puedes estar equilibrado en cualquier circunstancia.

El miedo al cambio y el miedo a lo desconocido son enfermedades del ego. No tienes que saber qué sucederá en el futuro para sentirte seguro. De hecho, cuanto más evoluciones y expandas tu consciencia, más impredecible se vuelve la vida. Cuanto menos cierto eres, más alto has llegado.

Los ritmos agradables rutinarios son manifestaciones del intelecto. A menudo aburridos y asfixiantes, son sólo adecuados para los perezosos o aquellos con poco coraje, que prefieren existir en una confinada área defendible donde nada inesperado pueda suceder. Peces importantes en pequeños charcos, nadando en sus propios efluvios.

Tú no necesitas un charco, tampoco hay mucho oxígeno es un estanque. Elige un río. Fluye y marcha. No temas, ten fe. Deja que la energía de la vida te lleve espontáneamente de un paso al siguiente. Gánate la libertad. Alcanza el mar abierto. Todo irá bien.

La resistencia a cambiar es mayormente ego.

Si tu ego se asusta, ridiculízalo. O bien háblale y dile que todo va bien. Entonces pasa a tu lado espiritual. Abraza el espíritu, como él te ha abrazado a ti desde el comienzo de los tiempos, en el cálido brillo de su luz celestial. Ése es el camino heroico.


REFLEXIÓN

Todo miedo no es más que el ego esperando una próxima contradicción. La mayor parte del miedo no es real. Disipa su poder rehusando “comprar” la emoción. Hazlo tu amigo. Acomódalo como ayudante y aliado, y la mayor parte de tu miedo cambiará o desaparecerá completamente.

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